La revista de alto impacto ‘Food Research International’ ha dado a conocer los resultados obtenidos por el grupo de investigación ‘Nuevas tecnologías de conservación y seguridad alimentaria’ (NEWTEC) de la Universidad de León (ULE), coordinado por la Dra. Mercedes López Fernández, que ha evaluado la efectividad del Plasma Atmosférico No Térmico (PANT) en la inactivación de microorganismos de interés tecnológico y sanitario en distintos alimentos.
El Plasma Atmosférico No Térmico (PANT) es una tecnología que consiste en la utilización de gases ionizados con una gran capacidad de inactivación microbiana, siendo destacable el hecho de que presenta además otras ventajas muy importantes, como son el bajo coste de aplicación, el empleo de tiempos de tratamiento cortos a bajas temperaturas, la posibilidad de tratar una amplia variedad de alimentos, tanto líquidos como sólidos, previamente envasados y el ser una tecnología sostenible”.
El artículo titulado ‘Stress adaptation has a minor impact on the effectivity of Non-Thermal Atmospheric Plasma (NTAP) against Salmonella spp.’, recientemente publicado en ‘Food Research International’, presenta los resultados obtenidos en relación a la eficacia antimicrobiana de plasmas generados a partir de diferentes gases sobre las dos serovariedades de Salmonella más frecuentemente implicadas en casos de salmonelosis, S. Typhimurium y S. Enteritidis, tras su exposición a diversas situaciones adversas a las que frecuentemente se ven sometidos los microorganismos en la industria alimentaria.
Entre los hallazgos más interesantes cabe destacar la mayor efectividad que presentan los plasmas de aire en la inactivación de estos dos patógenos, lo que supone una ventaja evidente desde el punto de vista económico ya que, -explican- “no hay ningún gas más barato que el aire”.
Por otra parte, la incapacidad de estos microorganismos de desarrollar resistencias frente al PANT, a diferencia de lo que ocurre con otros métodos de conservación de alimentos, “nos ha permitido concluir que el PANT podría ser una tecnología de primera elección para ser combinada con otras tecnologías de conservación para reducir el riesgo microbiológico en los alimentos mínimamente procesados”.
Lunes, 9 de abril de 2018/ Universidad de León/ España.
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